jueves, 24 de agosto de 2017

665. La tercera decisión

A falta del relato de los días 1 a 4 de agosto, los últimos de mi reciente viaje, hoy vamos a dar descanso al tema, para centrarnos en otro asunto. La verdad es que si les estoy contando detalladamente mis peripecias viajeras es por varias razones. Una ya se ha dicho: me lo he pasado muy bien y quiero tener una reseña completa para que todo esto no caiga en el olvido (a mí cada vez se me olvidan más las cosas). Además ya saben que me gusta acabar las cosas que empiezo. Pero hay otra razón más. Alguna gente no entiende cómo es posible que me haga feliz andar por ahí perdido, yo solo, callejeando por ciudades extrañas, donde no conozco a nadie ni puedo hablar en mi lengua. Cuando les cuento mis andanzas, en sus miradas hay una curiosidad y unas preguntas subyacentes: ¿Qué haces a lo largo de todo un día? ¿No te aburres en ningún momento? De ahí el interés en contarles minuto a minuto mis jornadas de viajero. Para que entiendan por qué me lo paso tan bien.

Hoy, sin embargo, vamos a explorar una línea iniciada hace unos cuantos posts. Agosto es el momento de las grandes decisiones para el año que empieza (porque para mí los años empiezan en septiembre, no en enero). Ya les conté las dos primeras: cortarme el pelo y volver a correr. Respecto a la primera, parece que a uno le fluyen mejor las ideas con el pelo un poco más recortadito. Y, en cuanto a lo de correr, he salido ya seis veces, algunas de ellas con temperaturas asfixiantes y de momento la cosa va bien, estoy mejorando tiempos (el primer día tardé 37 minutos en hacer los 5 kms de mi circuito más corto y ya estoy por debajo de los 34) y por ahora no me canta ni la espalda ni las rodillas. Veremos hasta dónde llego. Empezar a entrenar con calor tiene la ventaja de que, cuando el tiempo va refrescando, vuelas.

Siguiendo un orden lógico, la tercera decisión afecta a un asunto clave: qué hacer respecto a la jubilación. Hasta cuándo seguir en el trabajo. Rebobinemos. Yo tenía un primer hito en mis objetivos laborales. El 1 de octubre, dentro de nada, cumplo 35 años de Ayuntamiento, lo que conlleva un premio económico importante, de acuerdo con nuestro convenio. Y, una vez llegados hasta ahí, lo lógico es que siga hasta mi cumpleaños, el 19 de febrero, lo que me supone un incremento de la pensión de un 2%. Esa fecha es la primera que me había planteado para jubilarme. Porque luego no tiene mucho sentido aguantar otro año más, sólo para ganar otro 2%; a edades como la mía, el tiempo empieza a ser más importante que el dinero (excepto para el que no lo tenga, desde luego). Pero, por otro lado, en el trabajo estoy mejor que hace unos años. Cuando abrí este blog, estaba totalmente marginado y arrumbado a un lado. Ahora tengo unos jefes que valoran mi trabajo y me cuidan.

Hace un año, mi jefa directa decidió que el único despacho individual que quedaba libre fuera para mí, a pesar de que tenía bastantes novios y que yo estaba de baja médica. Ahora ha sido ella la que ha decidido que vaya a Portland, misión para la que luego he sabido que también se postuló más de uno, aprovechando que yo estaba en la Toscana. Entre uno y otro detallazo, muchos otros que no voy a desvelar aquí. Cotidianos, en el trato, en el día a día. Ella se ha esforzado en integrarme, en aprovechar lo que yo puedo ofrecer, y yo me siento a gusto y también me estoy esforzando por estar a la altura y ser de utilidad. Y saraos como el de Portland me compensan de todo un año de trabajo. Es una pena que haya conectado tan tarde con estas redes de ciudades, justo cuando estoy a punto de retirarme. Así que, en conclusión: pues que tenía fuertes dudas: ¿debería quedarme o debería irme? ¿Should I stay or should I go?


Empecé, pues, a mover ficha. Lo primero, le comuniqué a mi jefa que estaba valorando seriamente la posibilidad de irme en febrero. Se entristeció visiblemente y me dijo que para ella era una faena, que mi trabajo era importante, que no tenía a nadie que pudiera sustituirme y que me lo pensara. Le conté también mis planes al Coordinador, la persona que está entre mi jefa y el concejal. Respuesta similar: tristeza, flores diversas y el consejo de que me lo pensara. Cuando uno dice que se va de un lugar, es normal que la gente lo envuelva en halagos. A veces interesados. Y otras veces poco sinceros, dichos de forma automática o por pura cortesía. Pero yo soy ya lo suficientemente veterano como para discernir las alabanzas sinceras y sentidas, de la simple adulación. Y mis sensaciones fueron claras en ambos casos.

Para dar un paso tan decisivo, es básico contar con toda la información. Yo necesitaba saber exactamente cual es mi pensión en este momento y qué incidencia tiene en ella el hecho de que siga más tiempo o no. O, dicho de otra forma: si seguir me supone redondear algo, o es irrelevante, o incluso si estoy haciendo el idiota porque estoy perdiendo derechos. Pasito a pasito, hablé primero con los responsables de personal de mi concejalía. Ellos me remitieron a Personal del Ayuntamiento. Y allí me dijeron que, para saber con precisión lo que yo quería, tenía que dirigirme a una oficina de la Seguridad Social. Entré en Internet y pedí cita en la de mi barrio. Y me la dieron para el 8 de agosto, ya de regreso de los Estados Unidos.

La señora que me atendió me lo explicó todo perfectamente. En este momento tengo derecho a una pensión X (supongo que no esperaban que fuera a revelarla en un foro público como este). Me la especificó al céntimo y me la puso por escrito en un certificado con su sello oficial. Esa es mi pensión hasta el 19 de febrero. Si sigo después de esa fecha, la cuantía se incrementa automáticamente en un 2%. Y esa cantidad se mantendrá hasta el 1 de enero de 2019. Porque ese día las pensiones sufrirán un tajo ya aprobado, que se estima en torno a un 5%. Precisemos. El gobierno de Rajoy tiene ya aprobada la Ley que determina ese bajón, nada menos que desde diciembre de 2013. Y está elaborando el Reglamento que la desarrolle, que se aprobará en 2018 y será el que determine exactamente la cuantía de los recortes. Pueden encontrar información al respecto AQUÍ. El apartado 3 del artículo no deja lugar a dudas.

Es muy extraño que en la calle no se esté hablando nada de este espinoso asunto. Parece que los españoles preferimos vivir en nuestros Mundos de Yupi respectivos (los catalanes en el suyo propio, escolti, eh, que no es el mateig, y los demás en los nuestros). Supongo que uno duerme mejor si se dedica a pensar en los avatares de la Liga de Fútbol o en las semifinales de La Voz Kids. Por lo demás, esta Ley, como suele suceder en España, no tiene efectos retroactivos. No afectará a las pensiones de los que se hayan jubilado en fechas anteriores. Sólo a los que lo hagan a partir de entonces. Le he echado un vistazo en diagonal y he visto que hay más cosas, no sólo el recorte de la cuantía. El llamado factor de sostenibilidad habilita para eventuales ulteriores recortes o congelaciones en función de cómo vaya la economía del país, la esperanza de vida y otros factores. En estas condiciones, es previsible que a finales de 2018 se jubile todo el que pueda, que en los últimos meses de dicho año haya una auténtica desbandada. Yo, como gallego, no puedo dejar de señalar que no me sentiré 100% a salvo de futuros descuentos, aunque de entrada no me afecte el nuevo régimen. Las leyes no tienen efecto retroactivo hasta que lo tienen.

Pero, volviendo a mi dilema y mis dudas, ya tenía lo que necesitaba: me tengo que jubilar en el intervalo comprendido entre el 19 de febrero de 2018 y el 1 de enero de 2019. Ese es el período en el que tendré derecho a una pensión más alta. A partir de esta certeza, he decidido quedarme hasta los meses finales de 2018. Así se lo he comunicado ya a mis jefes inmediatos, que se han puesto muy contentos. La verdad es que la historia de Portland me ha influido a la hora de tomar esta decisión. C40 organiza un encuentro presencial al año y tal vez pudiera pillar otro, aunque no es seguro. Esta mañana he desayunado con Clare en el Café Comercial para despedirnos. Una vez cumplida su misión, mi guapa amiga se tiene que ir de Madrid. El 1 de septiembre regresa a su Londres natal para trabajar en un proyecto diferente dentro de C40. Esta es la foto que nos hemos hecho y que rápidamente hemos colgado en el grupo de whatsapp.


Resumiendo, que la cosa está muy clara. De una manera o de otra tenía que quedarme hasta mi cumpleaños. Luego, el tiempo desde finales de febrero hasta el verano, se pasará rápido, en un suspiro. Y los tres meses de verano, en los que nuestro horario se reduce en una hora, son bastante llevaderos. Además, cuento con tener plaza de garaje desde el 1 de diciembre próximo hasta el 1 de junio del año que viene. He de decir que, durante este mes de agosto, he estado también viniendo en coche a la oficina, porque había sitio para aparcar en el parque de al lado. En los tres meses próximos, me tocará volver a usar el Metro.

En principio estoy valorando una fecha para jubilarme: el 19 de octubre. Ese día cumpliría 67 años y medio. Pero no se la tomen muy en serio. Cuando el momento se acerque, ya tomaré una determinación concreta en función de los requerimientos del equipo en el que desempeño mis tareas. Así que esto es cuanto puedo contarles respecto a la tercera decisión. El cuarto asunto a tener en cuenta es el de la salud. De ese ya se hablará cuando toque. De momento conténtense con saber que salgo a correr 5 kms, tres veces por semana, y que empezaré a nadar un día por semana en cuanto abran las piscinas cubiertas de los polideportivos municipales. Ahora están todas cerradas por obras de mantenimiento, después de años de abandono por los gobiernos locales anteriores. Sean buenos. Y prepárense para mis cuatro días finales de viaje, que son sabrosos. 

6 comentarios:

  1. No voy a ser quien saque una conclusión respecto a que momento será el oportuno para tu jubilación. Lo que sí me queda todavía más claro de lo que lo tenía es que hay que jubilar a Rajoy cuanto antes.

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    1. La verdad es que no sé cómo lo seguimos aguantando. Da una idea de la poca talla de los enemigos que se le han enfrentado. Pero tiene mucho peligro, porque hace lo que le dicen los poderes económicos que tiene que hacer, y no se le cae la barba de vergüenza.

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  2. ¡Mon Dieu, qué artículo tan sesudo! Realmente enjundiosa esta clase magistral de derechos pasivos y muy útil. Tú te crees que la gente está en la inopia, pero ya te digo yo que, a finales del próximo año, todos los niños del baby boom de los cincuenta toman el dinero y corren. Va a ser el puerto de arrebatacapas: Ríete tú de la caída de Lehman Brothers.

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    1. Mis posts a veces son más divertidos y otras veces más instructivos. Contra lo que tú dices, hay mucha gente en la inopia (yo lo estaba) y he tenido que cuidarme de seguir difundiendo lo que cuento en este texto. Yo lo iba contando por ahí alegremente y ya me he encontrado varias reacciones de cabreo y de envidia (qué morro tienes, tú siempre tienes suerte, etc.).
      Comprendo que estamos hablando del cocido de cada uno, pero la gente podría disimular un poco sus bajas pasiones. Por estética. Además, yo sólo soy el mensajero. Y creo que esto lo debería de saber todo el mundo.

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  3. Deseando seguir leyendo sobre el viaje por si, además,llegas a lo que más te ha sorprendido también de las mesas.. De los consejos, la mitad en metálico. Claro que de las súplicas, no me sé ningún refrán.
    Y !has visto cómo los media se pasan el día con boludeces y omiten lo que interesa! Bueno, añado, y la oposición hace lo mismo. Es más cómodo denunciar a boleo que estudiarse los papeles grrr😤

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    1. Bueno, lo de las mesas no es muy para el blog. Algo puede que diga, pero ya te he mandado por detrás bastante información sobre el workshop.
      Es ciertamente sorprendente y cabreante que los media no digan nada de lo que cuento en esta entrada. Ni eldiario.es, ni el Público, ni nadie. Realmente es para hacer grrr grrr.

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